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31 es un número mundial

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 6 junio 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   En España hay mucha preocupación por la violencia de género o machista, que no es lo mismo que la doméstica, y es para estarlo. Hemos tenido que lamentar ver nuestra preciosa ciudad albaceteña en los noticieros. Sí, ahora somos el número 31 de 2007.

   A  veces, los españoles, que tendemos siempre a endiosar a todo lo que venga del extranjero y a dilapidar todo lo nacional, sólo a veces, pensamos que España tiene todavía que madurar mucho en los derechos de la mujer, pues noticias de estas son una vergüenza para este país, y así es.

   Nuestro país, con 3,6 muertes por violencia machista, según la estadística elaborada por el Centro Reina Sofía, está, sin embargo, por debajo de la media, que es de 6 muertes por cada millón de mujeres, y países como Puerto Rico, Luxemburgo, Hungría y Finlandia se erigen en cabezas de lista en cuanto a este mal. Conviene matizar que sólo 21 países a nivel mundial han proporcionado datos y llevan estadísticas al respecto.

   Los españoles estamos luchando muy satisfactoriamente contra un mal social que, aunque no lo parezca, no tiene nada que ver con el macho ibérico ni con nuestra cultura. Las estadísticas colocan a España en la cola del maltrato, respecto a los países que llevan estadísticas sobre este tipo de muertes, pues la mayoría no los lleva.

   Esto no quiere decir que debamos bajar la guardia. Sería un motivo de orgullo ser el país que consiguiera con mayor eficacia eliminar este cáncer social y asentar una sociedad mucho más democrática, libre y respetuosa con el prójimo.

   Las causas del maltrato no se conocen con exactitud; sin embargo, en lo que todos coinciden es que, para acabar con la violencia de género lo más efectivo no es abrir centros de acogida, sino estudiar y poner en marcha tratamientos para los agresores.

   Para el enfoque pro feminista, el origen estaría en la desigualdad social de los sexos y en el control que el hombre ejerce sobre la mujer, por lo que el tratamiento tendría que orientarse a hacerle reflexionar al agresor acerca del peligro que supone para su familia, incluso para él mismo. Para el enfoque psicológico, el maltrato tendría su germen en un trauma de la infancia y habría que tratarse con un psicoterapeuta.

   Sea como fuere, la violencia de género es un mal a nivel mundial, que no distingue entre ricos y pobres, razas, religiones, ideologías o status social. Por ejemplo, en la India (Delphi) podría estar muriendo una mujer cada 12 horas quemada viva por su marido, el cual luego denuncia el hecho como un accidente o un suicidio y, de este modo, puede aspirar a otra mujer por la que le ofrezcan una dote mayor.

   Nos pueden parecer, tal vez, casos extremos; pero si analizáramos muchas veces las razones que conducen a una persona a matar a su pareja, nos podemos encontrar con casos realmente ruines.

   Cualquiera puede sufrir en un momento de su vida la violencia de género en sus propias carnes y convendría estar muy informado de cómo detectar a un posible agresor. En Internet hay colgados muchísimos tests que cada uno de ustedes se puede pasar, para detectar si su pareja podría estar maltratándola o maltratándole y en qué fase del maltrato se encuentra.

   Todas las personas deberíamos tener una mínima información al respecto. Así, si usted sufre maltrato, es importante que sepa que puede llamar en cualquier momento del día a la Policía (091) o a la Guardia Civil (062). Además, unos consejillos para este tipo de situaciones nunca están de más. Es fundamental, si su pareja le arremete físicamente, que se proteja las partes más sensibles del  cuerpo, que es la cara y, sobre todo, la cabeza. Hay que intentar huir con calma de la situación. Haga todo el ruido que pueda. Si sus vecinos fueran de confianza, pacte con ellos una señal de ayuda. Enseñe a los menores a protegerse. Anote en un cuaderno todos los episodios de violencia que sufra y posibles testigos. Y, sobre todo, no tenga miedo a denunciar.

   Termino puntualizando que el maltrato afecta a hombres y a mujeres, si bien el 95 por ciento son las féminas. Entre homosexuales se dan casos de maltrato y las lesbianas son las que menos agresividad presentan en sus relaciones de pareja, siendo entre ellas el maltrato algo realmente excepcional.

   La concienciación social y la información pueden ayudarnos a acabar con este tipo de situaciones. Por tanto, pongamos todos un granito de arena.

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