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Sarkozy y sus manguerazos

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 11 de abril 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   Los ciudadanos tenemos la mala costumbre de quejarnos constantemente de los políticos. Que si son corruptos. Que si no velan por los intereses generales. Que si manipulan la información pública. Que si no cumplen con sus programas electorales.

    Lo cierto y verdad esque podríamos tener nuestra parte de culpa, cuando votamos a personas que ya en las campañas electorales, con sus propias manifestaciones, nos están diciendo cuál es su nivel de preparación y las políticas que tienen en mente poner en práctica. Algunas declaraciones son de juzgado de guardia, pero da igual, porque, en ocasiones, mientras más radicales sean las posturas, parece que más votos atrapa.

   Así está ocurriendo con el favorito, según los sondeos, a ganar las presidenciales en Francia, en antiguo Ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, que fue elegido por los militantes de su partido, la Unión por un Movimiento Popular, como el candidato para ganarlas.

   En materia de política criminal y penitenciaria ha hecho, entre otras declaraciones, las siguientes. Afirma que los pederastas y suicidas nacen así, es decir, cree en su determinismo genético. Además su proyecto para terminar o reducir la delincuencia juvenil, o como él la llama "escoria", constaría en "limpiar las calles a manguerazos".

   La verdad es que, cuando una persona, que pretende se le elija para presidir el Gobierno de un país, no tiene miramientos en declarar públicamente, así sin más, que pretende liarse a manguerazos, cualquier cosa es posible y se la puede uno ya esperar. Sin embargo, es el favorito a estas presidenciales, tal vez porque a sus votantes les parezcan acertados eestos puntos de vista, es decir, a la mayoría de los franceses, y no vean mal la puesta en marcha de estas políticas, que no sólo no acabarán con ningún tipo de delincuencia, sino que probablemente hasta conducirán a aumentarla, debido a que la violencia suele generar más violencia.

   Entiendo que el determinismo genético de pederastas y suicidas, y si ello es así o no, lo que me permito poner en duda, es un tema médico, que, en todo caso, tendrían que tratarlo especialistas conocedores de estos campos, y dejar asuntos tan delicados y complejos fuera de los programas electorales, pues creo que nada aportan ni nada pintan allí.

   En Francia, a partir del año 2004, se puso en marcha un programa piloto de castración química a los violadores y pederastas encarcelados. En Estados Unidos, la castración química no es algo que voluntariamente puedan solicitar los presos, que también. En California, Montaya y Georgia es posible que un juez la imponga obligatoriamente, a partir de la segunda condena y para el caso de libertad provisional.

   Este sistema de castración química está siendo la respuesta que algunos países le están dando a la alta cifra de reincidencia que hay en este tipo de delitos. Lo que se pretende con esta castracíón es la inhibición de la tetosterona. Con los fármacos que se suministran después se persigue anular toda posibilidad de deseo, erección y eyaculación. Algunos profesionales médicos han declarado que este método no conllevaría graves efectos secundarios, salvo una reducción del nivel de calcio, que se podría equilibrar con el suministro de la vitamina D.

   Sin embargo, este método, que en España todavía no está introducido ni se ha planteado hacerlo, plantearía varios problemas. En primer lugar, desde un punto de vista constitucional, no parece admisible que se pudiera imponer a la fuerza. Otra cosa es que voluntariamente lo solicitara la persona que padece estos trastornos, como en ocasiones ocurre.

   El segundo, el problema de si la Seguridad Social habría de cubrir o no esta operación, así como costear los fármacos que se han de tomar después, que suele constar entre 90 a 95 euros, así como el control del paciente y la terapia posterior.

   En España fue solicitada hace unos años por el "violador de Palma", denegándosela la Audiencia Provincial, básicamente, porque esta pena no está recogida en el Código Penal. Me podría parecer interesante como ciudadano que se abriera un debate político acerca de si es conveniente y constitucional introducir este tipo de penas o permitirlas, siempre y cuando el afectado diera su consentimiento. Lo que no me parece oportuno es tener que utilizar términos como determinismo genético u otros que en un programa político o electoral, a mi juicio, están fuera de lugar.

   En cuanto a acabar con la delincuencia juvenil a golpes, como propone el candidato a la presidencia del país vecino, me parece una declaración lo suficientemente demostrativa de no ser ésta la persona más cabal y preparada para presidir un país.

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