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Proyecto Oxígeno

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 20 junio 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   Abrir escuelas para cerrar prisiones. No lo digo yo, lo dijo Víctor Hugo, y lo ha reconocido Petra Mínguez, directora del Centro Penitencia Madrid IV de Navalcarnero. Es otro paso más hacia delante en materia penitenciaria de este país, que en los últimos años cuenta ya con una larga lista de aciertos, digna de aplaudirle a la Administración Penitenciaria.

   Ya en abril se abrió "Asombra", una tienda ubicada en Madrid y dedicada exclusivamente a vender una serie de productos artesanos, que tenían y tienen como denominador común el hecho de haber sido fabricados y terminados por personas internadas en los centros penitenciarios de toda España y, además, por menores infractores pertenecientes a la Comunidad de Madrid.

   Ya entonces Mercedes Gallizo, directora general de Instituciones Penitenciarias, nos hizo saber la importancia de esta iniciativa, pues gracias a este tipo de pasos se ayuda a la reinserción de los presos a través de un trabajo remunerado y, de este modo, también se les brinda un poco de futuro, para poder enfrentarse a su vida en libertad.

   Un Estado que presume de su constitucionalidad no puede tener cárceles consistentes en celdas estrechas y un patio amurallado para pasar el rato. Las prisiones han de tener un objetivo mucho más ambicioso, que es procurar con medios eficaces la reinserción social de los reclusos, respetando en todo momento su dignidad y su personalidad humana.

   Ésta es la política constitucional acertada y hay que seguir avanzando y ahondando en esta idea. Es muy importante procurar con todos los medios a nuestro alcance que las personas que se encuentran internas en las prisiones puedan seguir progresando dentro de sus abruptos muros, avanzando en sus sueños, en sus aspiraciones personales, en su formación y en sus ilusiones, para que, cuando hayan cumplido su condena, no se encuentren alienados de la sociedad, apartados, ausentes, lo que, sin duda alguna, es un factor importante y decisivo para que una persona vuelva a delinquir, que es precisamente lo que se ha de evitar.

   Esta vez, la Administración Penitenciaria junto con el Ministerio de Medio Ambiente ha creado el Proyecto Oxígeno, para seguir ahondando en esta acertadísima política de reinserción social de los reclusos y tiene por objeto formar a los presos en cuestiones medioambientales.

   Lo han impulsado los Ministerio de Medio Ambiente, a través de la Fundación Biodiversidad y el Organismo Autónomo Parques Nacionales, y del Ministerio del Interior, mediante el Organismo Autónomo de Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo y el Centro Penitenciario Madrid IV de Navalcarnero. Además, cuentan con la participación de tres organizaciones sociales especializadas en este sector. Horizontes Abiertos, Solidarios para el Desarrollo y la Fundación Tomillo.

   El proyecto contaría con dos módulos, uno para jardinería y otro para trabajador forestal. Al final de su realización los alumnos recibirán su correspondiente diploma. Los cursos combinarán clases teóricas con talleres prácticos, completándose la formación con trabajos que se realizarán en un invernadero que ha sido proporcionado por el Centro Penitenciario.

   Los alumnos también podrán practicar sus conocimientos en instalaciones pertenecientes al Organimo Autónomo Parques Nacionales. Concretamente, los presos de Navalcarnero dispondrán del Vivero Escuela Río Guadarrama. Para terminar, este proyecto también tiene previsto crear un Aula de Biodiversidad dentro de la prisión, con el objetivo de promover los valores de respeto y el cuidado de la naturaleza, para fomentar los debates y permitir el encuentro de los reclusos con profesionales provenientes de distintos sectores medioambientales.

   Para los internos este proyecto supone un gran empujón. Les permite abandonar por un momento la prisión, deshacerse de la sensación de claustrofobia y tener otras inquietudes en la existencia más allá de las obscuras y tristes paredes de un patio aburrido.

   La intencionalidad es extender este proyecto a otros centros penitenciarios. Ojalá nuestra Comunidad Autónoma pueda disfrutar pronto de este tipo de iniciativas modernas y necesarias, que tienen por objeto capacitar a los reclusos, para facilitarles su inserción en el trabajo cuando consigan su libertad, y la importancia, en este caso en particular, de hacerlo al mismo tiempo que se aprenden valores como el respeto por la naturaleza y el uso sostenible de los recursos naturales, que es una de las preocupaciones más punzantes a nivel mundial.

   Iniciativas de este tipo se merecen un aplauso.

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