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Dos presuntos homicidas, libres

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 4 de Abril 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   El 11 de abril del 2003, Juan Sánchez Vargas, de 27 años, que disfrutaba, como muchos jóvenes en España, de unan oche amigable, acompañado o no, en una discoteca de Barcelona, la Open de Sant Esteve Sesrovires, cuando decidió abandonarla, por los motivos que fuera, perdió la vida, de forma sorpresiva, pues dos individuos, cuyos nombres no vienen al caso, le asestaron siete puñaladas.

   Los hechos ocurrieron ante la mirada de la gente que se encontraba a la salida de este centro dediversión, siendo, por tanto, los testigos numeros. Las fuerzas de la autoridad detuvieron a los autores, que todavía son presuntos, en menos de dos horas. Después de pasar detenidos casi 48 horas, pasaron a disposición del juzgado de instrucción competente, que resolvió la prisión provisional para estos dos ciudadanos, es decir, que se mantuvieran en prisión hasta que se les juzgara por el tribunal competente.

   Hay casos de homicidio más difíciles y otros más sencillos. Lo cierto es que en España, antes de juzgar a ningún ciudadano, se abre un procedimiento para hacer una investación de los hechos ocurridos, tomarles declaración a los testigos y realizar cualquier otra prueba que el juez de instrucción considere necesaria, para preparar el futuro juicio, pruebas que han de favorecer o perjudicar tanto a la acusación como a la defensa, pues el material probatorio se ha de reunir con objetividad, para esclarecer la verdad de lo realmente ocurrido.

   En algunos casos de muerte, por estar los autores en búsqueda y captura, o por no conocerse realmente quién ha podido ser el autor de los hechos, o por no existir pruebas contra la persona que se piensa podría ser el autor, la investigación, a veces, puede ser bastante difícil y durar un tiempo relativamente largo.

   Sin embargo, cuando hablamos de un homicidio que se ha cometido delante de muchas personas y los autores han sido detenidos y conducidos a la prisión, en espera de la celebración de su juicio, mientras se termina la investigación, no parece que el asunto sea demasiado complidado, pues todo el mundo está localizable.

   Por supuesto, habría que tomarle declaración a todos los testigos y esperar a los informes del forense, pero en un plazo de dos años es bastante factible que se pueda haber realizado todo esto, pues al estar todo el mundo identificado, los agentes de la autoridad apenas tienen que desplegar actividad de investigación policial alguna, y el juzgado limitarse a citar y tomar declaración.

   Transcurrieron dos años desde que se había resuelto la prisión provisional de estos dos presuntos homicidas, y dado que las investigaciones no habnían terminado, se revolvió por el juzgado de instrucción que esta prisión se prorrogara dos años más. En total, se han cumplido cuatro años desde que ocurrieron los hechos, y como la ley no permite que una persona pueda estar más de cuatro años en prisión preventiva, la defensa y el fiscal han solicitado se resuelva la libertad de estas dos personas, lo que el juez de instrucción ha tenido que realizar, pues la ley no permite más prórrogas.

   La razón por la que, al parecer, un caso aparentementee no muy difícil lleva ya cuatro años coleando es porque, entre otras cosas, en el juzgado de instrucción han cambiado varias veces de juez suplente, hasta que, por fin, un juez titular se ha hecho con la plaza. Eso naturalmente provoca que la justicia vaya más lenta. Y desde este punto de vista, nada se puede criticar, porque el nombramiento de jueces titulares lleva un proceso, que no se puede descuidar.

   Tal vez, lo que no me parece aceptable, desde el punto de vista de nuestros derechos ciudadanos, es que no se respete, a veces, con escrupulosidad la preferencia que tienen los asuntos en los que hay preso preventivo. El impulso de estos expedientes tendría que estar por encima de cualquier otro y tener una preferencia absoluta e inexcusable.

   A lo mejor éste no es el caso. Pero podríamos imaginarnos un asunto en el que resultara después que la persona que presuntamente era el autor, luego no lo era. No sería la primera vez que esto sucede. Piense que esto le pasa a usted, por ejemplo. Es decir, que le arranquen cuatro años de su vida, para luego decirle que usted, según las pruebas, no fue.

   O piense que usted ahora es la madre o el padre de la persona que ha muerto en esa discoteca, y que ahora le comunican que los presuntos autores están en libertad, por haberse cumplido los plazos máximos de la prisión preventicva. Seguro que no lo entiende.

   En ciertos asuntos la justicia ha de ser lo más ágil que sea posible, para que los ciudadanos, ya sean acusados o acusadores, no sea vean indefensos y se sientan desamparados. La confianza de los ciudadanos en la justicia es fundamental, para que no quiebre el sistema.

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