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Muere Inmaculada Echevarría

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 21 de Marzo 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   Inmaculada Echevarría Ramírez, de 51 años de edad, tenía una vida muy limitada. Permanecía todo el día acostada, conectada a un ventilador del que dependía su vida. Padecía desde hacía algunos años una distrofia muscular progresiva, complicándosele el cuadro médico poco a poco con otras enfermedades como la osteopororis. Estaba aquejada de fuertes dolores, sobre todo en el último tiempo. Finalmente tomó la decisión de no querer seguir con esta vida. Manifestó su deseo a morir. Llevaba casi veinte años con una vida llena de limitaciones, consecuencia de su enfermedad, y casi diez acostada en una cama y conectada a un aparato que la permitía respirar, sin el cual no podía mantenerse viva.

   Las autoridades competentes, entre ellas el Consejo Consultivo de Andalucía, declararon que era legal desconectar esta máquina, por petición expresa de la paciente. La ley española así lo permite. Cualquier ciudadano podemos rechazar un tratamiento e Inmaculada Echevarría podía entonces decidir que se desconectara el ventilador del que dependía desde hacía varios años, cuando se le hizo una traqueotomía. No se le podía aplicar una inyección letal, porque estaba prohibido por la ley, dado qeu en España la eutanasia está castigada. Sin embargo, era legal endulzarle la muerte con la administración de analgésicos y sedantes.

   Solucionado el problema legal, el deseo de esta mujer se ha visto cumplido. Echevarría falleció la semana pasada en el Hospital San Juan de Dios de Granada, al desconectarse la máquina que la mantenía con vida. La Delegación Provincial de Salud ha informado públicamente que, antes de desconectarse la unidad de ventilación mecánica que mantenía despierta a esta ciudadana, se cumplió con su deseo de no sufrir. Se le aplicaron sedantes para que la muerte sobreviniera sin dolor alguno. El caso de esta mujer no planteaba problemas legales serios. Su decisión de que su vida acabara ahora y en este momento era válida y también había otorgado un documento de voluntades anticipadas, permitido en España desde el 2002.

   antes de desconectar el ventilador, profesionales médicos y psicológicos la atendieron debidamente y la informaron de todo el proceso que se iba a seguir hasta el final. La decisión de Inmaculada Echevarría era clara y contundente. Su deseo a morir era irrevocable.

   El final ha llegado con una pequeña polémica, pues en algunas ocasiones se llamó eutanasia a lo que no lo era. Ya comenté en un anterior artículo que el caso de Echevarría no es de eutanasia, ni se le parece, sino de limitación del esfuerzo terapéutico. Lo que se llama "permitir la muerte". En España es legal que una persona manifieste su deseo a rechazar un tratamiento. Así lo hizo Inmaculada. Por tanto, su solicitud a que se la desconectara de la máquina es legal y está permitida en nuestro país. La eutanasia es otra cosa. Se han vertido ciertas declaraciones que me satisfacen, pues critican el empleo del concepto de eutanasia en este caso. La noticia ha de ser veraz. Llamar eutanasia a lo que no lo es, aunque pueda resultar morboso o llamativo, es desinformar.

   Así, el primer director gerente del Hospital Severo Ochoa de Leganés, Don José Sarabia, y el profesor de Bioética de la Universidad de Sophia en Tokio, Don Juan Masía Clavel, han declarado con contundencia que el caso de Inmaculada Echevarría nada tiene que ver con la eutanasia. Sería, por el contrario, un supuesto simple y llano de limitación del esfuerzo terapéutico. Masía además criticó o desaprobó que se hubiera utilizado el concepto de eutanasia en un caso como el que nos ocupa. No sería lo mismo la eutanasia, que la limitación del esfuerzo terapéutico, en el cual el paciente manifiesta libre y conscientemente su voluntad o deseo a morir rechazando un tratamiento.

   Ahonda en que en estos casos la administración de un sedante o un analgésico, para suprimir los dolores del paciente durante las últimas horas anteriores a su muerte sería completamente legal.

   Por su parte, el Comité Ético de la Junta de Andalucía y el Consejo Consultivo Andaluz han resuelto con acierto que en el presente caso no podemos hablar de eutanasia. Es un caso de limitación de esfuerzo terapéutico, declaran.

   Con esta noticia llegal el final de la historia de esta mujer, que si bien no puede catalogarse como un caso de eutanasia, no por ello su noticia nos ha dejado indiferentes.

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