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Las armas las carga el diablo

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 2 de Mayo 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   Mucho se ha discutido y se debate acerca de si se tendría que facilitar lo máximo posible a los ciudadanos la posesión de un arma de fuego, porque hay personas que defienden el sí, con sus argumentos, y otras que defienden el no, con sus argumentos también.

   Lo cierto es que aquéllos aficionados a las armas, que defienden la liberalización de este mercado, argumentan que la proliferación de armas de fuergo entre la ciudadanía disminuye sensiblemente la cifra de delitos, pues, a título de ejemplo, no sería lo mismo plantearse entrar en una casa a robar, en la que podría existir un arma de fuego, que entrar a robar en una casa en la que es muy poco probable que exista.

   Además, estas personas defienden el uso razonable de las armas de fuego y nos dan una serie de consejos para no tener accidentes domésticos: no llevar nunca munición en la recámara; examinar siempre el arma, para ver si está cargada; no apuntar a nadie con un arma de fuego; mantener el dedo apartado del gatillo hasta que el arma apunte al blanco; no abandonar nunca un arma; no jugar con las armas; no tirarlas contra el suelo.

   El otro día hablando con un cazador profesional, éste me defendió la tenencia de armas de fuego y me comentó que es muy poco probable que una persona pueda tener un accidente si no apunta a nadie con un arma de fuego, a no ser que vaya a disparar. A mí aquello me dejó muerta. Porque claro, en el momento en que se dispara un arma de fuego, se habría cometido un homicidio y, por tanto, estaríamos en presencia de un delito. Y entonces me pregunto: ¿Dónde ven estas personas que la tenencia de un arma de fuego disminuya la delincuencia? Claro, si para uno no hay más vida que la propia, supongo que el hecho de haber disparado a otro con un arma de fuego no significa que la cifra de delitos haya aumentado, dado que uno sigue vivo. ¿Y la vida del otro no cuenta? Será este el razonamiento de estos ciudadanos.

   Pero vamos a las estadísticas, que nos dicen que hoy en el mundo van a morir mil personas como consecuencia de un arma de fuego, y otras tres mil van a resultar heridas. En los Estados Unidos podría estar muriendo un menor de edad cada tres horas por herida causada por arma de fuego. En un año podrían llegar a morir tres mil niños y adolescentes por esta causa, que hacen un promedio diario de ocho vidas. A los Estados Unidos los heridos y los muertos por armas de fuego les podrían estar costando alrededor de cien millones de dólares al año. Ahora pensemos la cantidad de cosas que se podrían hacer con este dinero.

   Y es que cada día es más fácil hacerse con un arma de fuego en ciertos países e, incluso, los gobiernos estatales estarían promulgando leyes que minan los esfuerzos para controlar las armas. Se hace cada día más difícil averiguar quién ha comprado un arma de fuego y el tráfico ilegal de éstas estaría viviendo su siglo de oro.

   En Argentina, las muertes causadas por arma de fuego son la segunda causa de fallecimiento y en la capital sería la primera, superando las muertes por carretera, las enfermedades y los accidentes domésticos.

   Latinoamérica es además el continente que sólo se arroga el 42 % de todas las muertes causadas por armas de fuego que se producen en el mundo. La explicación que dan las autoridades pertinentes es la concentración masiva que se estaría produciendo de estas armas en manos de la población civil. Se puede acudir fácilmente y sin ningún esfuerzo al mercado negro, para hacerse con uno de estos objetos. Comprar en Buenos Aires una pistola robada podría costar sobre unos cuarenta euros y contratar a un sicario unos dos mil euros. En otros países de Latinoamérica la cifra podría llegar a ser incluso inferior.

   En el resto del mundo el 60 % de las armas de fuego estarían en manos de particulares y en Brasil el 90 % de ellas. Sólo en este último país habrían fallecido, que se sepa, 36.000 personas por arma de fuego en el año 2006. En Estados Unidos tener un arma de fuego es hasta un derecho constitucional.

   Para mí la cuestión no tiene vuelta de hoja. Evidentemente, la proliferación de armas de fuego causará muertes por armas de fuego, que serán mayores en proporción al número de armas que tenga la población civil. Fundamentar la disminución de la criminalidad en el hecho de que hay menos probabilidades que nos atraquen por la calle, si existe una sospecha mayor de que podríamos tener un arma de fuego, me parece irracional. Sería convertir nuestras calles en un tiroteo e imperar la ley del que desenfunda primero es el que gana. Cuando uno se compra un arma de fuego, para usarlo en defensa propia, tarde o temprano hará uso de él, y lo hará contra alguien. Y en cuanto a las muertes de los menores de edad con armas de fuego, ¿Cuál sería la solución? ¿Equipamos también a nuestros hijos con pistolas?

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