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Holocausto y regímenes totalitarios

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 25 de abril 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   El Holocausto fue el asesinato sistemático y masivo de aproximadamente seis millones de judíos. Fueron asesinados por el nacionalsocialimos, cuya cabeza visible era Adolfo Hitler. Este dictador para unos fue un exterminador, pero para otros, los menos, un héroe. Todavía hay personas que ensalzan su ideología, sus crímenes, sus símbolos, y que niegan la existencia del Holocausto.

   Por esta razón, la Unión Europea tiene el compromiso firme de luchar contra el racismo y la xenofobia. Ha aprobado una ley que entrará en vigor, lo más seguro, a finales de este año. Los países miembros de la Unión Europea tendrán dos años para adecuar su Código Penal a esta ley. Para España, esta decisión marco no acarreará modificaciones en nuestra ley penal, pues este tipo de comportamientos ya eran delito antes en nuestro país.

   Aprobar esta ley a nivel europeo ha sido una tarea muy difícil. No había acuerdo entre los países miembros. Todo fue una iniciativa de Alemania. En este país y en otros de Europa se castiga hasta con pena de prisión de cinco años negar el Holocausto. Pretendía que a nivel europeo se aprobara un reconocimiento igual en este sentido y se extendiera esta medida a los 27 países miembros. No cabe duda que todos los países europeos consideran un comportamiento vergonzoso negar la matanza de los seis millones de judíos. Sin embargo, llegar a un acuerdo era muy difícil, porque es una de las materias en las que la legislación europea más difiere.

   Los países nórdicos, sobre todo Suecia y Dinamarca, consideraban que la ley podría restringir la libertad de expresión, fuertemente protegida en las constituciones de estos países. Gran Bretaña, por su parte, no quería que se hiciera alusión al tema de la religión. Italia no estaba de acuerdo con que se castigara expresamente la negación del Holocausto. En opinión de Berlusconi, si respetamos la libertad de expresión, no podemos prohibir los partidos políticos de ideología neonazi.

   Al final el dilema se ha resuelto estableciendo penas de prisión de uno a tres años para quien secunde conductas racistas, xenófobas o negación de genocidios. Se castiga a quien incite a la violencia o al odio o a quien públicamente niegue o trivialice con los crímenes de genocidio o contra la humanidad, que hayan sido juzgados por tribunales internacionales. Se hace referencia expresa al Tribunal de Nüremberg, con el consiguiente reconocimiento implícito del Holocausto. Este Tribunal fue el que juzgó los asesinatos cometidos por el Gobierno nacionalsocialista alemán dirigido por Adolfo Hitler, que se suicidó a finales del conflicto bélico.

   El principal problema, no obstante, para poder aprobar esta ley, fueron las objeciones que hicieron los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, debido a que solicitaron se incluyeran también los crímenes del estalinismo. La ley que ha aprobado la Unión Europea ha deliberado por no hacer referencia a los caídos durante el régimen de Stalin. No obstante, convencer a estos países de esta omisión no ha sido, para nada, tarea sencilla.

   La razón por la que la Unión Europea no ha querido hacer alusión a los asesinados durante el estalinismo, es la misma por la que tampoco se ha incluido en el texto a los asesinados por el nacionalsocialismo en campos de concentración, no por ser judíos, sino por ser alemanes, pero tener una ideología contraria al régimen. Lo mismo cabría predicar de los asesinados durante el régimen de Mussolini o del General Franco, todos ellos por motivos ideológicos o políticos.

   La decisión de la Unión Europea me parece acertada. La ley se limita a eregirse en reconocimiento general que merece la condena de cualquier comportamiento que incite al racismo y a la xenofobia, así como al negacionismo de genocidios y crímenes de lesa humanidad, incluyendo, a petición del Gobierno de Alemania, una referencia expresa a la negación del Holocausto.

   Sin embargo, el Consejo no pretendía con esta ley castigar a quien negara públicamente los crímines cometidos durante la vigencia de cualquier régimen totalitario, y no porque no los condene, que los condena, sino porque este tipo de crímenes tendrían una razón de ser diferente, ya sea política o ideológica, pero no estarían impulsados por sentimientos racistas o xenófobos, que era justamente lo que se pretendía castigar y no otra cosa. Mezclar crímenes políticos o ideológicos con crímenes xenófobos o racistas sería como mezclar las churras con las merinas, o confundir velocidad y tocino.

   En conclusión, parece que felizmente la ley ha podido ver la luz de su vigencia, aunque a nosotros los españoles esto no nos afectará, dado que estas conductas ya estaban penalizadas y, a título de ejemplo, el miércoles pasado, en la ciudad de Barcelona, se produjo la detención de un joven que mantenía y publicitaba una página web con contenidos de esta guisa.

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