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Prisiones con mucho arte

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 18 de abril 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   A veces se tiene una imagen equivocada de las prisiones. El Estado no debería encerrar a los ciudadanos condenados a pena de prisión en estos centros con la exclusiva finalidad de castigarlos.

   Nuestra Constitución Española afirma que las penas que consistan en la privación de libertad, entendiéndase prisión o centros de menores, deben orientarse hacia la reinserción social, y ésta sería el objeto primordial y muy importante hacia el que se tiene que orientar cualquier actividad penal y penitenciaria. En consecuencia, la actividad de las prisiones se ha de ejercer respetando sobre todo la personalidad humana y la dignidad de todas las personas que se encuentren recluidas en prisión, sea cual sea el delito por el que estén.

   Sin embargo, dado el estado actual de muchas prisiones, es totalmente imposible cumplir con esta aspiración de reinserción social a la que alude nuestra Constitución. Muchas veces las prisiones son edificios muy antiguos, con una infraestructura deficiente y poco apropiada, que adolecen además de muchas carencias de tipo material y un largo número de etcéteras. Si a ello unimos la coyuntura de estar muchas prisiones masificadas, la reinserción social se convierte en un objetivo inalcanzable.

   Si bien es cierto que para cumplir con esta finalidad y solucionar una realidad tan dramática en un estado democrático, la Administración está haciendo esfuerzos para rehabilitar muchas y nuevas prisiones, así como construir edificios nuevos, dotados de material moderno y organizando el espacio de tal modo que la dignidad de los presos se convierta en un hecho, todavía queda mucho camino por recorrer, para que las prisiones sean un lugar donde, si bien se va a cumplir una condena, los internos puedan seguir progresando y avanzando en sus aspiraciones personales, de modo que, cuando salgan de ese trance transitorio, no se encuentren  con una muerte en vida.

   Para la evolución y desarrollo emocional del ser humano es fundamental sentirse útil en algo y tener una autoestima equilibrada, tener unas ilusiones, unas expectativas y unas esperanzas de vivir.

   Por esta razón me parece digno de un aplauso la iniciativa que ha tenido la Administración Penitenciaria en acuerdo con la Comunidad de Madrid, pues han posibilitado la apertura desde este mismo lunes de una tienda, Asombra, ubicada en Madrid y dedicada exclusivamente a vender una serie de productos artesanos, que tienen como denominador común y especial el hecho de haber sido fabricados y acabados por reclusos de centros penitenciarios de toda España y por menores infractores pertenecientes a la Comunidad de Madrid.

   Es la primera vez en España que se abre una tienda con estas características y que ojalá sirva de ejemplo y pauta a otras Comunidades Autónomas, para colaborar con la reinserción social de los presos y abrirles posibilidades para su vida en libertad. En esta tienda podremos adquirir artículos de todo tipo, de cerámica, de madera, de papelería, cuero textil, escultura, bisutería, pintura, abanicos pintados a mano, todos ellos con un precio que podría oscilar entre los dos euros hasta los ciento treinta euros. Incluso nos podríamos encontrar con auténticas obras de arte, como dos cuadros que estarían fabricados con hilos de seda y que vendrían a ser una reproducción, con una perfección realmente asombrosa, de lienzos de Liechtenstein y Kardinsky.

   Lo interesante de esta actividad, como muy acertadamente señalaron en su inauguración la Directora General de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, y el vicepresidente segundo y consejero de Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid, Alfredo Prada, es que el proyecto ayuda a la reinserción a través de un trabajo, que cobran los presos, buscándole al mismo tiempo una salida comercial a todos aquellos objetos que se manufacturan en los talleres ocupacionales de las cárceles españolas y de centros de reeducación de menores en la región madrileña, aparte de brindarle a los presos un poco de futuro, para cuando abandonen la prisión en la que están encarcelados.

   De esta forma, también se ayudaría a la sociedad a comprender que los presos son personas, que, como todos nosotros, tienen ilusiones y capacidades para poder explotar y con las que poderse ganar la vida.

   Me encantaría ver pronto una iniciativa de este tipo en nuestra Comunidad Autónoma, Castilla - La Mancha.

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