Blogia

maicavasco

Muere Inmaculada Echevarría

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 21 de Marzo 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   Inmaculada Echevarría Ramírez, de 51 años de edad, tenía una vida muy limitada. Permanecía todo el día acostada, conectada a un ventilador del que dependía su vida. Padecía desde hacía algunos años una distrofia muscular progresiva, complicándosele el cuadro médico poco a poco con otras enfermedades como la osteopororis. Estaba aquejada de fuertes dolores, sobre todo en el último tiempo. Finalmente tomó la decisión de no querer seguir con esta vida. Manifestó su deseo a morir. Llevaba casi veinte años con una vida llena de limitaciones, consecuencia de su enfermedad, y casi diez acostada en una cama y conectada a un aparato que la permitía respirar, sin el cual no podía mantenerse viva.

   Las autoridades competentes, entre ellas el Consejo Consultivo de Andalucía, declararon que era legal desconectar esta máquina, por petición expresa de la paciente. La ley española así lo permite. Cualquier ciudadano podemos rechazar un tratamiento e Inmaculada Echevarría podía entonces decidir que se desconectara el ventilador del que dependía desde hacía varios años, cuando se le hizo una traqueotomía. No se le podía aplicar una inyección letal, porque estaba prohibido por la ley, dado qeu en España la eutanasia está castigada. Sin embargo, era legal endulzarle la muerte con la administración de analgésicos y sedantes.

   Solucionado el problema legal, el deseo de esta mujer se ha visto cumplido. Echevarría falleció la semana pasada en el Hospital San Juan de Dios de Granada, al desconectarse la máquina que la mantenía con vida. La Delegación Provincial de Salud ha informado públicamente que, antes de desconectarse la unidad de ventilación mecánica que mantenía despierta a esta ciudadana, se cumplió con su deseo de no sufrir. Se le aplicaron sedantes para que la muerte sobreviniera sin dolor alguno. El caso de esta mujer no planteaba problemas legales serios. Su decisión de que su vida acabara ahora y en este momento era válida y también había otorgado un documento de voluntades anticipadas, permitido en España desde el 2002.

   antes de desconectar el ventilador, profesionales médicos y psicológicos la atendieron debidamente y la informaron de todo el proceso que se iba a seguir hasta el final. La decisión de Inmaculada Echevarría era clara y contundente. Su deseo a morir era irrevocable.

   El final ha llegado con una pequeña polémica, pues en algunas ocasiones se llamó eutanasia a lo que no lo era. Ya comenté en un anterior artículo que el caso de Echevarría no es de eutanasia, ni se le parece, sino de limitación del esfuerzo terapéutico. Lo que se llama "permitir la muerte". En España es legal que una persona manifieste su deseo a rechazar un tratamiento. Así lo hizo Inmaculada. Por tanto, su solicitud a que se la desconectara de la máquina es legal y está permitida en nuestro país. La eutanasia es otra cosa. Se han vertido ciertas declaraciones que me satisfacen, pues critican el empleo del concepto de eutanasia en este caso. La noticia ha de ser veraz. Llamar eutanasia a lo que no lo es, aunque pueda resultar morboso o llamativo, es desinformar.

   Así, el primer director gerente del Hospital Severo Ochoa de Leganés, Don José Sarabia, y el profesor de Bioética de la Universidad de Sophia en Tokio, Don Juan Masía Clavel, han declarado con contundencia que el caso de Inmaculada Echevarría nada tiene que ver con la eutanasia. Sería, por el contrario, un supuesto simple y llano de limitación del esfuerzo terapéutico. Masía además criticó o desaprobó que se hubiera utilizado el concepto de eutanasia en un caso como el que nos ocupa. No sería lo mismo la eutanasia, que la limitación del esfuerzo terapéutico, en el cual el paciente manifiesta libre y conscientemente su voluntad o deseo a morir rechazando un tratamiento.

   Ahonda en que en estos casos la administración de un sedante o un analgésico, para suprimir los dolores del paciente durante las últimas horas anteriores a su muerte sería completamente legal.

   Por su parte, el Comité Ético de la Junta de Andalucía y el Consejo Consultivo Andaluz han resuelto con acierto que en el presente caso no podemos hablar de eutanasia. Es un caso de limitación de esfuerzo terapéutico, declaran.

   Con esta noticia llegal el final de la historia de esta mujer, que si bien no puede catalogarse como un caso de eutanasia, no por ello su noticia nos ha dejado indiferentes.

Agresiones a jóvenes homosexuales

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 14 de Marzo 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   No es la primera vez que me pronuncio sobre lo intolerante que es a veces nuestra sociedad. Es casi reaccionaria. Se asusta de los cambios. Los rechaza. Los evita. No se cuestiona si pueden ser mejores o peores. Prefiere mirar a otro sitio.

   La mayorías no dejan que las minorías puedan vivir, respirar, abrirse paso. Realmente me asombro. Qué difícil resulta hoy vivir de acuerdo con unos cánones o costumbres que no sean los de la mayoría. Se juzga constantemente a lo que se considera minoritario. Se le tacha de marginal, desviado, no correcto, hasta enfermo.

   Nuestra democracia nos regaló algo grande, no la libertad, sino vivir en libertad. Poder elegir dónde vivir, cómo hacerlo, con quién hacerlo, cómo ganarnos los vida, como diseñar nuestra propia vida. La independencia, poder tomar nuestras propias decisiones, aunque nos equivoquemos, es el valor más grande que puede tener cualquier persona, después de existir, claro.

   Sin embargo, lejos de cuidar esta bonita combinación de colores, este estado ideal, la lucha máxma a la que puede aspirar un ser humano, la aspiración por la libertad, parece que nos estamos empecinando por convertirnos en pequeños dictadores, cada uno en nuestro ámbito de poder, ya sea mayor o más pequeño, cada uno donde puede, donde le dejan.

   No me hato esta reflexión en vano. Era una idea que ya me rondaba. Pero lejos de abandonarme, cada día se asienta más en mi cabeza.

   España lleva ya, sobre todo hace algunos años, intentando luchar contra el maltrato a la mujer. Se intentó combatir la muerte sexista y ello llevó a aprobar una reforma del Código Penal, a mi juicio, inconstitucional. Con estupefacción hemos podido comprobar que unas leyes penales contrarias a la Constitución no nos han sacado del atolladero, porque los malos tratos con resultado de muerte han aumentado.

   Ahora yo me pregunto si el problema no sea que cada día nos estamos radicalizando más y cada vez seamos más intolerantes. Me planteo si estamos tirando las oportunidades que nos brinda nuestra democracia por la borda, dándonos los unos a los otros la peor vida entre todas las posibles.

   No le damos mucha importancia al maltrato que puedan estar sufriendo los jóvenes homosexuales o transexuales. Los resultados del estudio sobre adolescencia y sexualidades minoritarias, elaborado por la Comisión de Educación del Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid pueden ponerle a uno los pelos como escarpias.

   Según este informe, nuestros jóvenes gays se llevan la palabra "suerte" constantemente a la boca. Suerte por ser homosexuales y que en los centros educativos a uno no lo agredan, lo aíslen, suerte por tener amigos, suerte por no recibir palizas. Todos llegan a la misma conclusión: "Que no te peguen por ser gay es una suerte". Estos jóvenes se quejan de no ser además aceptados por sus propios padres, con los que no tienen libertad para hablar de su problema. Para mí la palabra homosexual aquí está mal empleada. Ser homosexual o bisexual no es un problema, es una opción sexual, igual de digna que la de cualquiera.

   La razón por la cual, antes de tratar el tema de la discriminación homosexual en los centros educativos, he querido pasar, medio de puntillas, por delante del maltrato a la mujer, es para atar dos cabos de dos sectores que, a veces, tienen que pedir disculpas por ser quienes son, dar las gracias por no haber sido maltratados.

   Y es que, lo queramos ver o no, parece que vivimos en la era del acoso y del maltrato, entre compañeros de trabajo, en los centros educativos, en las relaciones sociales, en la familia. La mayor amenaza a la persona está empezando a ser la aceptación social, laboral y familiar. Si este resultado lo ponemos en relación con el espíritu democrático que tendría que regir nuestras acciones contidianas, se nos pueden encender todos los pilotos de emergencia.

   La solución no está en el endurecimiento de las penas. Está en nuestras mentalidades. Si algo está fallando en esta sociedad, que nos aboca a ser intolerantes y a maltratar, propongo que se estudien las causas y que se intente erradicar este germen ya desde nuestra tierna infancia. Propongo que, ya desde pequeños, a los menores se les imparta una asignatura obligatoria sobre la tolerancia y comportamiento democrático.

Echevarría, ¿nuevo caso de eutanasia?

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete  - 7 de Marzo 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   Inmaculada Echevarría Ramírez, mujer de 51 años, y Ramón Sampedro son dos casos distintos, que sólo tienen en común su deseo a morir. Con la petición de esta ciudadana se ha reabierto el debate de la eutanasia, aunque me parece que algunos nadamos, más que "mar adentro", en un mar de confusiones.

   Ramón Sampedro, que inspiró la célebre película de Alejando Amenábar, como consecuencia de un accidente, se quedó tetrapléjico. Su vida no dependía de estar enchufado a ninguna máquina, por lo que su deseo a morir sólo podía hacerse realidad encontrando a una persona que pusiera a su alcance lo necesario para cumplir su última voluntad.

   Inmaculada Echevarría, por el contrario, padece una distrofia muscular progresiva, lo que la obliga, como el anterior, a estar postrada en una cama, pero que para vivir necesita estar initerrumpidamente conectada a un ventilador mecánico. Cansada de esta vida, declara que pide la eutanasia.

   Si bien el Gobierno andaluz en un principio contestó diciéndole que en su caso nada se podía hacer, pues la eutanasia estaba penada y que, en todo caso, se tendrían que pronunciar los tribunales, finalmente el Consejo Consultivo de Andalucía ha dictaminado que apagar la máquina a la que está conectada es legal y no se podrá castigar a los médicos que lo hagan.

   El caso de esta señora se ha considerado un importante precedente, al autorizarse la desconexión del ventilador. No dudo que sea un precedente, pero tampoco me cabe duda que esto ya estaba permitido en España. Cuando en este caso se habla de eutanasia, en realidad se está hablando de otra cosa, de "permitir la muerte", que no tiene nada que ver con lo primero.

   Pero se presenta otro problema en esta cuestión. Echevarría sabe que, una vez desconectada la máquina, vivirá unos últimos momentos de agonía y sufrimiento que le gustaría evitar. Por ello, solicita también que se le aplique una inyección letal. Esto sí sería eutanasia. La única forma de hacerlo legalmente sería aplicándole un anestésico o un sedante y así se ha pronunciado, acertadamente, el Consejo Consultivo de Andalucía. Empero califica este caso de eutanasia pasiva no punible o indirecta. Me parece erróneo mezclar la palabra eutanasia, cuando se trata de asuntos que nada tienen que ver.

   En este país se permite que una persona rechace un tratamiento, lo que se llama limitación del esfuerzo terapéutico. Las leyes españolas lo autorizan. Hablar de eutanasia pasiva confunde. La eutanasia es otra cosa. Tan eutanasia es suministrarle a una persona una inyección letal, como dejar de aplicarle un tratamiento, en ambos casos con el fin de alcanzar su muerte, para librarla de ciertos sufrimientos tortuosos.

   El caso de Ramón Sampedro era típico de eutanasia. En sus manos no estaba decidir si rechazaba o no un tratamiento, porque aunque vivía postrado en una cama, no necesitaba de ninguna máquina para mantenerse vivo. Su deseo de morir sólo podía materializarse si encontraba a alguna o algunas personas que estuvieran dispuestas a conseguirle y ponerle a su alcance lo necesario para causar su propia muerte. Lo mismo hubiera sucedido si el enfermo no hubiera podido ingerir el veneno por sí mismo, sino que necesitaría de una persona que se lo inyectara. Uno y otro caso requieren la colaboración más o menos intensa de personas ajenas, pero ambos son de eutanasia.

   Inmaculada Echevarría, por el contrario, que también tiene que vivir acostada todo el día, necesita de un ventilador para vivir. Si se desconecta el aparato, se apaga su vida. Ella no necesita de colaboradores o personas comprometidas con sus deseos. Basta con que manifieste su voluntad de que se desconecte ese aparato. Lo puede hacer y es legal. Igualmente, es legal que, por petición de la enferma, se le suministre una inyección letal con un sedante o analgésivo para facilitarle su muerte.

   Además, en España desde el año 2002 se permiten los testamentos vitales. Esto consiste en un documento en el que todos podemos manifestar con anticipación nuestra voluntad sobre los cuidados y tratamientos que desearíamos recibir, para que ello se cumpla, si, por algún caso, nosotros nos viéramos impedidos de manifestarla, como podría ocurrile a una persona que se quedara vegetal. Aunque ya no pueda hablar, su voluntad ya estaba escrita.

   Echevarría es un caso de muerte permitida o, como lo llamarían algunós técnicas, limitación del esfuerzo terapéutico; pero jamás de eutanasia.

La prostitución a debate

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 28 de Febrero 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   En nuestros días ser prostituta no es delito. No obstante, alrededor de esta profesión giran muchos de ellos. Pero la prostitución tiene otro problema. Ser prostituta, más que ilegal, es alegal. No existe ninguna ley que regule el servicio que prestan las prostitutas. Es como pisar en tierra de nadie. Son como pequeñas selvas de un amplio paisaje, donde el derecho todavía no ha penetrado ni se atreve a hacerlo.

   Regular la prostitución o no es algo de lo que se viene debatiendo desde hace años, pero sin llegar a puerto ninguno, pues seguimos igual que siempre, debatiendo.

   Lo cierto y verdad es que hay tantas posturas acerca de qué sería lo más política y constitucionalmente correcto como personas han intentado tratar el tema. Es tremendamente difícil encontrar dos opiniones que coincidan.

   Todo el mundo sabe lo que es prostituirse. Consiste en mantener relaciones sexuales con otra a cambio de dinero. Este servicio además es ofrecido en la actualidad por hombres y mujeres y, si bien, la femenina sigue siendo mayoritaria, al parecer un 80 %, la masculina está experimentando un progresivo avance. Hay otro tipo de prostitución que también va en aumento y que considero que no sólo no ha de ser reglamentada, sino además fuertemente castigada, como con acierto ocurre hoy, y es la infantil.

   El Congreso de los Diputados ha desaconsejado recientemente que se regularice este servicio. Se pone el acento en que en los países donde se ha regularizado la prostitución, ésta ha aumentado. Además, se considera como un trabajo inconstitucional, pues el Estado tiene la obligación de procurar que el individuo sea igual y libre y nuestra Constitución no permitiría discriminar a las personas por el sexo u otras condiciones.

  Francamente no entiendo esta postura. No puede haber mayor desigualdad que condenar a un sector social a caminar subterráneamente, sin que exista una ley que regule o haga frente a su actividad diaria. Me pregunto qué problemapuede haber en que una persona, eso sí voluntariamente, decida comerciar con su cuerpo, siempre y cuando se haga respetando, como todo el mundo, una ley que regule su actividad.

   Cuando se alzan voces desaconsejando la regularización de la prostitución y defienden que es un servicio que denigra a la mujer, me cuestiono si no se está discriminando entonces a los hombres que se prostituyen, privándolos de una normativa que regule sus servicios. A dónde quiero llegar es a hacernos reflexionar, si en la actualidad se puede seguir manteniendo este argumento, cuando vivimos un especial aumento de la prostitución masculina.

   Por tanto, esta postura contraria a dictar una ley que regule la prostitución ya no me convence. Pero se ha dicho también que en los países donde se ha regulado la prostitución ésta ha aumentado, y esto sería un argumento más en contra de regularizarla. Y yo me pregunto si podría ser que lo que haya pasado en realidad es que el ejercicio de este trabajo haya aumentado en todos sitios, porque difícilmente podemos saber si en España ha aumentado o no, debido a que al ser una actividad alegal, no hay control de ningún tipo, ni podemos saber con certeza si aumenta o desciende. No me convence entonces esto tampoco.

   Sin embargo, sí me convence la regularización, por muchos motivos. En primer lugar, porque entiendo que desterrar del todo esta actividad de la cotidianeidad de nuestras vidas es totalmente imposible y la estadística nos dice además que no sólo aumenta, sino que ahora también participan en su ejercicio los varones. Es decir, la tendencia no es a desaparecer en absoluto.

   Por ello, mientras el Estado organiza programas y busca soluciones para conseguir que esta actividad se ejerza lo mínimo posible, como pretende, no veo por qué tiene que existir ningún problema en regularizarla mientras ello no se consiga.

   Y, por supuesto, entiendo que habría que castigar a quien obligara a prostituirse a otro mediante el engaño, la fuerza o el secuestro. Pero el problema viene cuando esta actividad se ejerce voluntariamente, porque al no haber ley, además el caldo de cultivo para los abusos podría ser copioso. Pero hay un problema grave aquí y es que, el parecer, según estudios recientes, al no haber control en estos servicios, las enfermedades de transmisión sexual proliferarían a velocidades supersónicas, con lo que, al parecer, muchos clientes dejan de confiar en las prostitutas, se vuelven más exigentes y se decantan por la prostitución infantil, porque entienden que tienen menos posibilidades de contagio. Ésta sí que es gorda.

   Para mí supone un enorme avance, por todo, lo que ha hecho Cataluña con su anteproyecto de ley, que ha dado un paso por delante del resto de España y ha dicho sí, aunque con ciertos matices, a la regularización de la prostitución.

Las rendiciones extraordinarias y EEUU

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 21 de Febrero 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   Alguien podría preguntarse qué son las rendiciones extraordinarias o extraordinary rendition, sobre las que en estos días tanto se está hablando y que entrañan un peligro o amenaza mayor del que, tal vez, seamos conscientes. Son un invento más de un país, que alardea de ser la primera potencia mundial, aunque parece que su política sobre los derechos humanos podría dejarles muchos rastros en los libros de Historia de generaciones futuras, y no precisamente para aplaudirle su respeto.

   Los Estados Unidos han creado y defienden la ejecución de este tipo de rendiciones, que consistirían en que las agencias de inteligencia de este país pudieran enviar a los sospechosos de terrorismo internacional o, como los llama la Administración Bush, combatientes y enemigos ilegales, para ser interrogados por personal de las fuerzas de seguridad de otros países, dentro de los cuales estos detenidos no gozarían de protección legal alguna ni estarían amparados por la ley estadounidense.

   Y ha sido precisamente Europa el continente que le ha reprochado a los Estados Unidos estas políticas humanitarias, que está poniendo en práctica, que son para dejarle a uno temblando.

   Todavía no he alcanzado a entender bajo qué legitimidad este país, que no brilla precisamente por su tradición al respecto hacia los derechos humanos, por lo menos es esto lo que demuestra, se permite el lujo de invadir a su antojo territorios en los cuales, siempre a su juicio unilateral, parece que no se respetan ciertos derechos fundamentales, pues si tuviéramos que aplicar los estadounidenses, apaga y vámonos.

   Y las rendiciones extraordinarias no han sido las únicas críticas o acusaciones que se han dirigido contra los Estados Unidos. También están siendo objeto de una dura presión internacional, pues sus serivicios de inteligencia, concretamente la CIA, parece que, más que hacer méritos para que se les invite a alguna conferencia sobre derechos humanos, abusan de algunos detenidos, que podrían haber sido reclutados en cárceles secretas en el extranjero, ahí es nada, podrían estar traslalando a personas ilegalmente a estos "sitios negros", como se les llama, utilizando, para más inri, aeropuertos y espacios aéreos europeos y hasta podrían estar "cediéndolos" a terceros países, en los cuales los detenidos no gozan de ningún tipo de protección legal y, en consecuencia, podrían estar siendo impunemente torturados.

   Me gustaría escuchar algún día por parte de la Administración Bush, o de sus servicios de inteligencia, que en este tema no parecen demostrar mucha, qué entienden por combatientes y enemigos ilegales, y en qué tratado internacional, ley, código o compendio se contiene la definición de estos conceptos, para que me pueda ilustrar yo también de este nuevo nombre jurídico, que no está en mis haberes.

   Resulta que John Bellinger, que es el asesor legal de Condoleezza Rice, declaró ya hace un tiempo que su país, los Estados Unidos, está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para derrotar a Al Qaeda. Espero que esas últimas consecuencias no sea la creación de campos de concentración o exterminio secretos u ocultos de personas pertenecientes a determinadas razas, grupos étnicos, religiones u orígenes nacionales, pues parece que las personas que sus servicios de inteligencia están deteniendo, más bien secuestrando, pertenecen siempre a los mismos países o razas.

   Y no es que yo tenga algo en contra de los Estados Unidos ni de los norteamericanos, que tanto se esfuerzan en entretenernos de vez en cuando con sus superproducciones cinematográficas y otros reconocimientos. Simplemente me preocupo, y creo que como yo más de uno, de cuál pudiera ser la salud mental de estos detenidos, en qué estado están esos centros de reclutamiento, qué comida se les sirve, de qué condiciones higiénicas disponen, si reciben visitas periódicas de facultativos médicos, si sus familiares pueden visitarlos y ponerse en contacto con ellos, cuándo se les va a juzgar, qué cargos hay contra estas personas, cuándo se les piensa poner en libertad; en definitiva, qué tipo de vida, o mala vida, se les está proporcionando.

   Como la Administración Bush siga así, ya sospecho cuál va a ser el siguiente país que van a invadir en pro de la defensa de las garantías y de los derechos humanos. A sí mismos.

El aborto a referéndum

Artículo publicado en el diario El Pueblo de Albacete - 14 de Febrero 2007 - María del Carmen Vasco Mogorrón

   El once de febrero de este año todos los ciudadanos portugueses han sido llamados a las urnas, para manifestar en referéndum su opinión en cuanto a una posible despenalización del aborto en nuestro país vecino, siempre y cuando éste se hiciera dentro de las diez primeras semanas de embarazo, sin necesidad de alegar causa alguna.

   Para el primer ministro y secretario general del Partido Socialista, Sócrates, esta decisión tendría una importancia crucial, ya que la despenalización permitiría combatir la que ha definido como "llaga social" del aborto clandestino, que, según parece, se habría instalado y consolidado en el seno de la sociedad portuguesa.

   Ciertamente, habría que analizar que en Portugal hasta la fecha se venía permitiendo, al igual que España, el aborto, alegando unas causas excepcionales y con sujeción a un determinado plazo de tiempo, que serían cuando hay riesgo para la salud física o psíquica de la embarazada, el terapéutico, en nuestro país sin sujeción a plazo alguno, lo que también es lógico; cuando el feto se presuma vaya a nacer con graves taras físicas o psíquicas, el eugenésico, en España dentro de las primeras veintidós semanas de gestación; y, por último, cuando el embarazo sea consecuencia de un delito de violación, el ético, en nuestro territorio dentro de las doce primeras semanas de embarazo.

   Partiendo de esta premisa, y dado que en ambos Estados, el español y el portugués, existe una regulación prácticamente idéntica del aborto y los supuestos o causas despenalizadoras, y debido a que nuestro país vecino ha parecido entrever la necesidad de modificar esta regulación y despenalizar cualquier aborto, siempre y cuando se hiciera dentro de las diez primeras semanas de gestación, con la única finalidad y objetivo de combatir la alta cifra de abortos clandestinos que, según parece, se estarían produciendo, no me parece una excentricidad reflexionar pormenorizadamente si aquí en España, tal vez, pudiéramos nosotros estar sufriendo o ser víctimas de esa misma corriente de clandestinidad, que, dicho sea de paso, entraña enormes peligros para la salud de la mujer.

   La despenalización del aborto, que se ha venido poco a poco consolidando en la mayoría de los países de corte occidental, ha sido siempre y es una cuestión polémica, avivadora de grandes debates a su alrededor, en los que se suelen entremezclar cuestiones y argumentos de muy distintos campos, índole y contexto.

   En pleno siglo XXI la autorización legal para abortar dentro de un plazo razonable, que podría oscilar perfectamente entre las diez y doce primeras semanas de gestación, y que vendría fundamentada en el proceso gradual de formación de la vida humana en el seno materno y la autonomía o libertad de la madre, sin desconocer, qué decir cabe, el derecho de la vida que estaría en gestación, no tendría que revestir grandes problemas, aún sin alegar causa alguna, siempre y cuando se colocara el acento en cuestiones varias que no es conveniente desconocer.

   Dentro de las mismas me parece absolutamente importante y necesario destacar los requisitos sanitarios y la vigilancia administrativa permanente a los centros que los practicaran, una información detallada y minuciosa, no ya a la madre, sino a ambos padres, sobre las consecuencias físicas y psicológicas que el aborto podría causar, como sería el síndrome psiquiátrico post - aborto, la esterilidad, la disminución de la fecundidad, los abortos espontáneos, partos prematuros, rotura del útero tras un embarazo posterior y un sinfín de etcéteras. Y no sólo eso. También convendría tratar por fin el tema del peso que debe tener el consentimiento o voluntad del padre al respecto, algo que se ha venido descuidando.

   En este orden de valores, la penalización se tendría que centrar, por consiguiente, en castigar únicamente el aborto realizado sin consentimiento de la mujer embarazada, o cualdo el consentimiento de ésta no sea válido, por la circunstancia que sea, el aborto que se realizara en malas condiciones higiénicas, o por personas incompetentes, o persiguiendo cualquier tipo de finalidad lucrativa, para asegurarle de esta forma a la mujer un trato digno y un respeto a su libertad, y el realizado más allá del plazo legalmente establecido, para no desconocer tampoco el derecho a la vida que está en gestación.

   Por último y debido a que más vale prevenir que curar, se debería procurar una educación sexual temparana y sin tabúes a los menores de edad, lo que no sólo podría ayudar a disminuir la cifra de embarazos no deseados, sino también favorecer la desaparición o paralizar notablemente la proliferación de enfermedades de transmisión sexual.